Noticias

¿Soy yo, o hemos alcanzado el pico del dron?

El uso excesivo de tomas con drones en el cine

Desde que saltaron a la fama en películas como Skyfall (2012), las tomas con drones se han convertido en una constante cinematográfica, haciendo volar a los espectadores fuera de la historia como una especie de vehículo aéreo no tripulado (UAV). Pero quizá haya llegado el momento de cortarles un poco las alas…

Cuando se utilizan con moderación, pueden ser muy eficaces: The Endless (2017) tiene unos planos preciosos que encajan muy bien con la narración. Pero en manos menos firmes se están convirtiendo rápidamente en un cliché.

¿Quieres mostrar a un oficinista aburrido en su escritorio? Con un dron. ¿Un coche adentrándose cada vez más en el bosque? Con un dron. ¿Un personaje empequeñecido por la inmensidad de la ciudad? Drone, drone, drone. Incluso hay una película de terror sobre un UAV asesino llamada El Drone (2019). Eslogan: «Tu mando a distancia no tiene control».

Las tomas con drones pueden ser una forma barata de añadir dinamismo visual, pero a menudo atraen una atención desproporcionada sobre sí mismas. Una persecución en Turno de día (2022) está rodada por un UAV que despega desde el interior de un coche y asciende por el techo solar. ¿Por qué? Queda guay, aunque no tenga ningún sentido.

El hombre gris (2022) incluye un impresionante plano de un dron que nos introduce en el vestíbulo de un concurrido hospital -una buena introducción a una escena necesaria-, así como muchos otros superfluos que empiezan a deshacer tan buen trabajo. Ambulancia (2022), de Michael Bay, por su parte, recurre tanto a ellos que incluso hay un plano de un dron que zumba por un pasillo, recordando el viejo adagio de Parque Jurásico sobre si se podría frente a si se debería.

En las películas narrativas, los planos deben hacer al menos una de estas dos cosas -idealmente ambas- sin sacarnos de la historia. En primer lugar, deben decirnos algo. A menos que el protagonista esté atrapado en un pozo, a punto de saltar desde algo alto o tenga mucho miedo a las alturas, lo único que nos dicen las tomas de los UAV es: «¡Eh, mirad, tenemos un dron! En segundo lugar, pretenden hacernos sentir algo, pero después de que se desvanezca el vértigo, todo lo que queda es fatiga. ¿O es sólo cosa mía?

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba